Punk rock (punkeros)
La expresión englobó a un conjunto de bandas (Sex Pistols, The Clash, The Damned, Johnny Thunders Heartbreakers, Richard Hell, Flowers of Romance, The Vibrators, Siouxsie and The Banshees, entre otras) surgidas en Londres y cuyo epicentro se encontraba en la tienda de moda que desde 1971 regentaba en King´s Road, Chelsea, el promotor y veterano simpatizante del movimiento suprematista Malcolm McLaren y la diseñadora Vivianne Westwood. No obstante, pese a que serían estas y otras formaciones afines las que a mediados de la década darían su perfil definitivo al movimiento punk, sus antecedentes más claros se encuentran en Estados Unidos. Es indudable que bandas como MC5 (que emprende su andadura en 1968), Velvet Underground (que se disuelve en 1970), Iggy Pop and The Stooges (cuyos primeros conciertos se remontan a 1969), New York Dolls (formada en 1973 y patrocinada por McLaren), The Ramones, Televisión (ambas creadas en 1974), y solistas como Patti Smith o Alex Harvey, aportaron con sus actuaciones en directo una visión renovadora e inconformista del rock que sirvió de modelo inspirador a los punks británicos. Ya se trate de una u otra corriente, el punk rock no se limitó a ser tan sólo un estilo musical. Primero porque sus primeras manifestaciones poseen un carácter más general y purista al afirmar y rechazar la decadencia del rock profesionalizado y desvirtuado en aquella época por los intereses comerciales de las grandes compañías discográficas.
Este impulso de rebelión se intensificó asimismo por el periodo de penuria económica que el Reino Unido sufrió durante la era thatcheriana, que agudizó las desigualdades sociales y condujo a la frustración y el desempleo a amplios sectores de la población afectando de forma especial a los jóvenes. Junto a estos factores, la crisis de la conciencia nacional —exaltada con modales victorianos desde el Gobierno— y el descontento generalizado explican que existiera un caldo de cultivo propicio para que el punk alcanzase una gran resonancia en todos los órdenes de la vida de los británicos, impacto imprevisto en principio respecto a las aventuras musicales de algunos muchachos descontentos.
Por último, el punk conoció una rápida e inusitada difusión, visual antes que musical, gracias a sus manifestaciones externas, que no se redujeron a la simple exhibición de sus llamativos y singulares rasgos de identidad estética, marcados por la espontaneidad y el afán de ruptura.
La expresión englobó a un conjunto de bandas (Sex Pistols, The Clash, The Damned, Johnny Thunders Heartbreakers, Richard Hell, Flowers of Romance, The Vibrators, Siouxsie and The Banshees, entre otras) surgidas en Londres y cuyo epicentro se encontraba en la tienda de moda que desde 1971 regentaba en King´s Road, Chelsea, el promotor y veterano simpatizante del movimiento suprematista Malcolm McLaren y la diseñadora Vivianne Westwood. No obstante, pese a que serían estas y otras formaciones afines las que a mediados de la década darían su perfil definitivo al movimiento punk, sus antecedentes más claros se encuentran en Estados Unidos. Es indudable que bandas como MC5 (que emprende su andadura en 1968), Velvet Underground (que se disuelve en 1970), Iggy Pop and The Stooges (cuyos primeros conciertos se remontan a 1969), New York Dolls (formada en 1973 y patrocinada por McLaren), The Ramones, Televisión (ambas creadas en 1974), y solistas como Patti Smith o Alex Harvey, aportaron con sus actuaciones en directo una visión renovadora e inconformista del rock que sirvió de modelo inspirador a los punks británicos. Ya se trate de una u otra corriente, el punk rock no se limitó a ser tan sólo un estilo musical. Primero porque sus primeras manifestaciones poseen un carácter más general y purista al afirmar y rechazar la decadencia del rock profesionalizado y desvirtuado en aquella época por los intereses comerciales de las grandes compañías discográficas.
Este impulso de rebelión se intensificó asimismo por el periodo de penuria económica que el Reino Unido sufrió durante la era thatcheriana, que agudizó las desigualdades sociales y condujo a la frustración y el desempleo a amplios sectores de la población afectando de forma especial a los jóvenes. Junto a estos factores, la crisis de la conciencia nacional —exaltada con modales victorianos desde el Gobierno— y el descontento generalizado explican que existiera un caldo de cultivo propicio para que el punk alcanzase una gran resonancia en todos los órdenes de la vida de los británicos, impacto imprevisto en principio respecto a las aventuras musicales de algunos muchachos descontentos.
Por último, el punk conoció una rápida e inusitada difusión, visual antes que musical, gracias a sus manifestaciones externas, que no se redujeron a la simple exhibición de sus llamativos y singulares rasgos de identidad estética, marcados por la espontaneidad y el afán de ruptura.